La demanda de
entretenimientos populares a gran escala por parte de la ciudadanía
romana llevó a Julio César a ampliar el Circo sobre el
50 a.C, tras lo cual la pista medía aproximadamente 600 metros
de largo, 225 metros de ancho y podía albergar a unos 150.000
espectadores sentados y unos cuantos más de pie, agolpados en
filas sobre las colinas adyacentes.

Actualmente se
conserva muy poco del Circo, tan solo se pueden apreciar la pista de
carreras, hoy cubierta de hierba; la spina
y algunas de las verjas de salida, pero la mayoría de los
asientos han desaparecido. Se piensa que esto se debe a que la piedra
fue empleada para construir otros edificios en la Roma
medieval.
